Una
roca verde y sin firmamentos.
Tazas
sin fondo para beber la cicuta sugerida.
Muros
impenetrables de oscuros pensamientos febriles.
Jardines
muertos con pájaros de madera fósil.
Un
refugio vago esconde amores mendigos, perros y traicioneros.
Manos
tristes cumpliendo una solícita orden vacía y cruel.
Miradas
cargadas de pesar y otras veces de lástima.
No
crecen las flores sin la magia y el amor de otro jardín.
Cuerpos
vacíos y un hambre incondicional de deseos pasados, frustrados por el peso del
engaño, del hastío y la mentira más lastimosa.
El
árbol más alto está a punto de morir de la tristeza más profunda.
Hay
vidrios que ven caer la lluvia que no tiene fin, y que moja los inútiles
escritos del madero.
Es
imposible avizorar un día frente a tanta indiferencia, que hasta parece pintar los
muros de un color rojo, como la sangre más vil.
Un
reloj de pared sordo y encanecido trata de borrar las horas del crepúsculo más
triste y gris.
Sobran
imágenes que nunca fueron vistas y que mueren de dolor y de vejez
incomprendidas.
Un
ladrido taciturno ahoga la voz de ruiseñor que busca acompañar una melodía amarga
y doliente.
El
mar prometido sufre una derrota sin límites mientras el laurel mira desolado la
indiferencia de figuras nocturnas y sin destino.
Ya
no habrá escritos salpicados de hedor y borrachos de penumbras azules.
Los
ocasos son cadáveres inmutables y mutilados de sombras de la desdicha eterna.
Marylin Thel
Alumna del taller literario para adultos mayores de la biblioteca argentina "Dr Juan Álvarez".
Relato amoroso y sentido el de la prosa poética que es hermana del verso...
ResponderEliminarMáximo Franklin 🌹
La palabra dicha a tiempo en tinta urgente, exalta al poeta, lo descubre, lo salva de su propio desconocimiento.
ResponderEliminarMáximo Franklin 🌹