jueves, 29 de abril de 2021

En círculo

 


Apreté los ojos

para verte


imaginé tus pasos

para adivinarte

 

recordé tus hábitos

para acercarte

 

frecuenté tus lugares

para percibirte

 

recorrí tus paisajes

para diseñarte

 

caminé tus huellas

para tenerte

 

miré hacia tus ventanas

para presentirte

 

dibujé tus hombros

para hurgarte

 

escribí tus labios

para rozarte

 

recorrí las noches

para tentarte

 

fatigué esquinas

para sorprenderte

 

crucé puentes

para alcanzarte

 

deambulé cielos negros en las noches negras

para soñarte

 

gasté caminos para

encontrarte

 

enmudecí mi garganta

para llamarte

 

busqué en tus huecos

para mimarte

 

escuché tus voces

para pensarte.

 

Pero una tarde

cerré mis puertas

para no pensarte.

 

Ensayé olvidarte

y fracasé.

 

Entonces:

apreté los ojos.

 

Enrique Minetti

Pintura: Claude Monet

jueves, 22 de abril de 2021

Un muerto


 

Me perdí el último verano, solo y doliente.            

Todos me dijeron adiós tantas veces

He visto a Juana de Arco interviniente

Experimenté la infinita nostalgia de Virgilio

Una voz firme resolvió mis pendientes

Temí al ver rostros del olvido

Ya no debo fingir que soy el más mordiente

Ayer descendió en mis brazos una montaña

Alguien dejó caer de su mano una rosa

La piedra buscó a las cifras de todas las especies

El suicidio no me liberó de la sensación dolorosa

El poniente y la aurora ahora serán lo mismo

Aquí el cuerpo y la materia, una nebulosa

Hay un libro que premeditó mi muerte

Mis ojos son los espejos que se miran, mas no acosan

Sospecho que mañana alguien me soñará

Sé que siglos después la vejez será tu fosa

Ayer me resigné a huir del Paraíso

La calavera cuidará el mármol de los aceros

Son miles de máscaras las que prescriben

El duelo del hombre y el Universo se llama Ego

Algunas generaciones crearon los Mitos

La sombra de Alguien será tu Eros

Frescos antepasados hilvanaron mi corazón

Aún me son infieles las alcobas de hurtadineros

Ninguna bayoneta salvará a los continentes

El salvaje mar será una tormenta de peros

En mi gran calma aspiraré a lo sedante

El juicio de dios no es de este orden

He renacido del polvo de los invalidantes

El trueno será la lágrima de un ángel

El infierno lo impuso la Comedia de Dante

Entre tantas cosas...

Sé que voy a extrañarlos

Aquí descubrí el hábito de apaciguarse

Millares de razones me fueron vedadas

Los gnósticos  y los ateos han de salvarse

Antes de entrar al paraíso hay una espada

 

Tómala

Frente a mí aguarda un blanco unicornio

Soy el polvo del altar de los creyentes

El porvenir es inexorable

Dios es un infiel testigo

Cuatro estaciones

Tierra

Agua

Aire

Fuego

La curva de la ola sabrá de mi existir

Para siempre

Seré el horizonte

que nadie vé

Mi último lecho fluirá en contados grabados

Lo he saciado todo

Hasta lo que no pudo ser

No quedará Nada

Nada por reconstruir

 

Los firmamentos en alta mar te devorarán

Las águilas serán la irreparable profecía

Hubo una última noche juntos

Toda muerte será infinita

Horacio Quinteros
Pintura: Tino Cuesta

lunes, 12 de abril de 2021

Mi hermana

 

 


Con su piel mate, sus ojos marrones, los cuales delineaba con un lápiz negro, sus pestañas, las que arqueaba con la hoja ya gastada de un viejo cuchillito de alpaca; un lunar dibujado en su mejilla y labios color carmín. Muy alegre, siempre sonriente y cantando, escuchaba todo tipo de música, era fan de Los Nocheros. Como no quiso continuar con sus estudios secundarios, desde jovencita, aprendió el oficio de costurera, éste lo hizo junto a nuestra madre ya que tenía una academia de corte y confección y se desempeñó toda su vida como modista...

Nos llevábamos diecisiete años de diferencia. Recuerdo, vagamente, imágenes de mi niñez cuando ella me hacía los vestidos para los distintos eventos familiares, o me peinaba con el cabello recogido, y  me llevaba a la calesita que estaba a una cuadra de casa...

Después,  mamá, para tener algún ingreso más de dinero, instaló en el local que había debajo de casa, una pizzería y casa de comidas, ya que ella cocinaba como los dioses, allí se elaboraba y se despachaba diariamente viandas y había algunos clientes que venían a comer al salón. Así fue que conoció, al que por más de cincuenta años, fue su único amor. Al principio no quería saber nada con él, hasta que Cupido hizo de las suyas y los flechó a los dos. Después de un prudencial tiempo de noviazgo, se casaron. Yo tenía apenas cuatro años pero aquellas imágenes aparecen nítidamente en mi memoria, ella misma se confeccionó su vestido de novia, todo realizado en voile de cortinas, porque era económico y lo pudo adaptar perfectamente, la falda larga y amplia la cual estaba totalmente trabajada a mano con pequeños pellizcos y piedras que formaban un dibujo tipo nido de abejas gigante, llevaba dos o tres enaguas bien almidonadas para que la pollera se pudiera lucir bien. Un velo con una amplia y larga cola de tul. El banquete de bodas se celebró en los salones que el Banquito Ferroviario, sito a media cuadra de casa, alquilaba para fiestas. Desde muy temprano, mami, preparó todo el menú que se iba a servir, las distintas fuentes con ensalada rusa, los pollos bien condimentados para que después mis tíos pudieran asarlos, las bebidas ubicadas dentro de los tambores de chapa con las barras de hielo y las bolsas de arpillera para mantenerlas bien frías toda la noche.... Allí estuvieron presentes, la abuela, tíos, primos, y amigos, algunos de los cuales colaboraron oficiando de mozos. Lo único que no se hizo en casa fue la enorme torta, la cual llevaba sobre el piso superior los tradicionales muñequitos de yeso representando a la parejita de novios, muy utilizados en aquella época. Era tal el amor que siempre le tuve a mi hermana, que cuando ella se fue de la fiesta, lloré como si no la fuese a ver más...

Así, fueron pasando los años, ellos luchando juntos codo a codo y corazón a corazón, para progresar y llevar adelante la hermosa familia que formaron...

Hasta que un día, su luz se fue desvaneciendo, los recuerdos se disiparon en su mente, aquella sonrisa que iluminaba cada mañana, de a poquito se apagó, sus pasos fueron cada vez más lentos...

Esa maldita enfermedad llamada Alzheimer, le arrebató todo...

Y un día se fue así, despacito.

Extraño esas tardes de largas charlas, risas y mates, a  solas las dos...

Hoy me duele su ausencia.

Claudia Turcato 

Imagen: Grete Stern



sábado, 3 de abril de 2021

Miserias

Las manos leñosas.

Los rostros surcados por la tierra.

Los corazones gastados de pena y trabajo.

La resignación muda iluminada, de vez en cuando, por alguna palabra.

Silenciosos, desiertos de recuerdos.

Las paredes pobladas de sombras, y a veces, espanto.

Ellos con formas más oscuras y densas que la noche.

El misterio cotidiano de la sonrisa indiscreta de los pobres.

Los semblantes impenetrables, dulces navegaban en la noche de los años,

por las tierras del olvido.

La Gata Bacana

Pintura: Vincent van Gogh