La
continuidad del tiempo, sin sueños logrados.
Momentos
compartidos de todos los destinos.
Objetos
precisos juntando sus hojas, sus piedras.
Perfumes
de canela que se esfuman en el aire.
Haciendo
simple los caminos rojizos, de tierra mojada de llovizna y sombras, buscando la
imagen del amor.
Cuidado,
del amor amado, del amor sentido, del amor herido.
Emociones
varias vibrando en mi cuerpo, trayendo mensajes.
Escritos
sin magia. Recuerdos lugares vacíos, marcados.
Aunque
haya luz veo oscuridad, corro sin saber por qué, ni a donde voy, grito sin
gritar´, hablo sin hablar.
Te
llamo sin voz, el eco llevo.
Todo
se perdió en el crepúsculo, quedando
la
tarde a oscuras sin huellas. Camino sin rumbo.
La
sombra es inmensa. Mi mente imagina sonidos muy tenues, mis ojos se nublan
queriendo llorar.
Mis
lágrimas llevan el recuerdo intacto
del
dolor quejoso y el triste final. Todo es incierto
sin
saber porque. Pregunto y pregunto, cuál tiempo
me lleva,
en las noches largas marcando las horas,
de
tinieblas grises desviando sus luces, escapando lejos de tantos misterios, y
sigo corriendo en busca de esa voz que calme mi alma de paz y amor.
Quiero
salir de este encierro, corro y corro
deseo
escapar, mientras esas luces me dan claridad
llevándose
el viento tanta oscuridad. El sol aparece
Mis
ojos te ven, cuánto desconcierto, cuanta inmensidad.
Texto: Ana María Arrieta
Pintura: Picasso