Subió en la
Quiaca, ciudad de cielos azules deslumbrantes y aire tan puro que cuesta
respirar. Fue en esa hora en que las sombras comenzaban a alcanzar a los muros
de adobe y las primeras luces salían de puertas y ventanas. La vi llegar desde
una de esas calles empedradas que se pierden allá lejos y parecen subir hasta
el mismo cielo. Llevaba con ella un bolso enorme y una mochila desteñida por
lluvias e intemperies, y en esa hora que no es tarde ni es noche vi su rostro
cobrizo hermoso todavía, su cuerpo delgado de mujer niña, su cabello oscuro
como la noche más oscura trenzado en una sola trenza que llegaba a la cintura.
Se sentó a mi lado sin mirarme, con esa lejanía inalcanzable, esa indiferencia
que no es indiferencia, esa sobriedad inaccesible que llevan en su rostro y en
su cuerpo los hombres y las mujeres de allá arriba. Acomodó el gran bolso entre
sus piernas, y después sentada a mi lado pareció fijar su vista allá lejos, al
final de una callecita que trepaba, en donde el sol ya se escondía, y una
tristeza antigua se desprendía de su cuerpo abandonado. Y siguió mirando hasta
que la ciudad se hizo muy chiquita y se perdió de vista. Y cuando la noche
llegó y la oscuridad y el frío del altiplano entraron al viejo ómnibus, ella de
su bolso gastado sacó una enorme frazada, adornada con llamas y dioses extraños
con la que se cubrió. Y era tan grande que también cubrió mis piernas y se
disculpó con un gesto y la retiró con timidez. Y yo, sin pensarlo, por la
necesidad de una mirada, o una presencia en esa hora triste en que se va la
luz, le dije que no me molestaba. Y ella me respondió con una sonrisa sumisa, y
durante la noche, vencida por el sueño, muchas veces apoyó su cabeza en mi
hombro, y en algún momento vi entre sueños que ella con sus pequeñas manos
acomodaba un pedazo de su manta sobre mis piernas.
Texto e ilustración: JuanMa
(Alumno del taller literario para adultos mayores de la Biblioteca Argentina "Doctor Juan Álvarez").
(Alumno del taller literario para adultos mayores de la Biblioteca Argentina "Doctor Juan Álvarez").
Hermosa historia, muy triste y muy real.
ResponderEliminarGracias por compartirla.
Susana.
texto sentido, emoción que llega. Gracias!
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